POR LIC. SUSI REICH / PARA CLARÍN BUENA VIDA
Homeopatía, mindfulness, medicina tradicional china, osteopatía, acupuntura, entre otras disciplinas, se combinan con lo mejor de la medicina convencional.
Una de las tendencias más fuertes que se está experimentando en este nuevo siglo es la incursión en la Medicina Integrativa (MI), al momento de encarar una vida sana en cuerpo y espíritu.
Actualmente se encuentran al alcance un sinfín de opciones como la homeopatía, la medicina naturista, mindfulness, medicina tradicional china, osteopatía, terapias del dolor, entre otras, que la MI combina con lo mejor de la medicina convencional.
La MI tiene en cuenta tanto los factores biológicos y fisiológicos como los psicológicos y culturales del paciente, ya que toda enfermedad existe en la triple forma de cuerpo, mente y espíritu. No existe enfermedad que afecte sólo una parte sin provocar alteraciones a las otras dos.
Un estudio realizado por un equipo de investigación del Hospital Italiano en el 2006, determinó que más de un 66% de la población incluida en esta experiencia consultó algún tipo de especialista en medicina no convencional sin mencionárselo, en muchos casos, a su médico.
No tenemos estadísticas actuales, dado que el
NIH (National Institutes of Health), que es el organismo cuyos parámetros seguimos, dará a conocer este año las actualizaciones; sin embargo en el año 2012 en el Congreso de MI de Oregon coincidieron en que la acupuntura y la meditación son los que más habrían aumentado en los últimos años.
Los motivos por los cuales los pacientes recurren a la medicina no convencional son diversos y, pueden estar vinculados a sus creencias, a las recomendaciones de terceros, al fracaso de tratamientos convencionales, a la necesidad de un estilo de vida más saludable, la valoración de una visión holística, al contacto con lo natural, etc.
La MI enfatiza la relación médico-paciente como socios solidarios en el proceso de curación y/o sanación y está centrada en el paciente. El paciente debe contribuir activa y responsablemente a su salud y bienestar, incorporando nuevas prácticas y hábitos saludables que pueden aprender con su médico, su terapeuta, un maestro o un profesor.
Hasta hace un tiempo, los médicos eran reacios a las prácticas de la medicina no convencional, básicamente por desconocimiento de sus implicancias. Pero en los últimos años se ha evidenciado una lenta y constante apertura hacia este enfoque médico. Cada vez más médicos y profesionales de la salud están explorando e incursionando en las medicinas no convencionales y terapias complementarias.
La formación que brindan las universidades y academias de medicina actualmente impide la apertura de la medicina convencional hacia el enfoque de la MI. Esto se debe a que se basa en el modelo de medicina alopática occidental, fragmentada en especialidades, sin visión holística, donde las medicinas complementarias están excluidas del sistema nacional de salud. Como consecuencia, muchos profesionales de la salud desconocen los usos y resultados de medicinas no convencionales y terapias complementarias, dado que tales prácticas quedan afuera de sus programas.
La MI es una manera diferente y más abarcativa de entender la salud y el bienestar, donde el ser humano es abordado como una unidad bio-psico-social espiritual, y donde el enfoque médico toma estas dimensiones e incluye todos los aspectos de su estilo de vida. Esta práctica trabaja con equipos transdisciplinarios que se valen tanto de técnicas tradicionales como de los novedosos desarrollos de la medicina actual, teniendo en cuenta que éstos no sean invasivos ni cruentos para el paciente.
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