14/11/09

La proyección de Qi según Isabel Calpe


La emisión de qi se halla estrechamente relacionada con la función médica. Al maestro tradicional de Qi Gong se le atribuye un don de qi, es decir, una capacidad de propulsar una energía vital hacia el exterior. Su fuerza curativa proviene de un cuerpo cuidadosamente ajustado y particularmente vibrante. El qi acumulado en su dan tian, el centro de

energía base situado bajo el ombligo, se expande por el cuerpo y las extremidades a voluntad, y puede ser proyectado y canalizado por medio de la mente hacia el cuerpo de la persona necesitada.

El maestro utiliza también sus manos ya sea tocando aquellas zonas del cuerpo en las que el qi no fluye correctamente o simplemente sintiendo el cuerpo del paciente a cierta distancia. Puede aportar qi a zonas que tienen déficit o retirar el exceso de qi localizado en otras. La idea de transmisión del qi está muy arraigada en la cultura china; numerosos textos, relatos y leyendas dan cuenta de ella.

La Revolución Cultural reprimió violentamente las manifestaciones tradicionales de la cultura, entre ellas la práctica del Qi Gong, que fue tachada de superstición. A partir de la muerte de Mao, numerosos practicantes y grupos empezaron a practicar en los parques y jardines de las ciudades, muy temprano en la mañana. Durante el fenómeno de la llamada “fiebre del Qi Gong” en los ochenta, -periodo en el que el Qi Gong atrae a millones de personas y galvaniza la sociedad china- muchos maestros hacían demostraciones de sus poderes y capacidades en lugares públicos, calles, gimnasios, lugares de trabajo e incluso estadios. Era común que la gente hiciera colas en los parques para recibir el qi curativo de un maestro. Las sesiones curativas eran a veces multitudinarias.

En la década de los noventa, a raíz de esta masificación del Qi Gong terapéutico, hubo una gran controversia en China. Se debatía si los maestros tradicionales de Qi Gong estaban legitimados para curar a través de este método. Los estamentos médicos y científicos ponían en duda su cientificidad y se hicieron numerosas investigaciones para saber si la curación a través del Qi Gong se debía a la autosugestión o a la transmisión de qi. El estado reguló la práctica, requiriendo que los maestros se inscribieran en una asociación estatal de Qi Gong. Se daba autorización a aquellos que tuvieran un título médico y cursaran estudios adicionales en escuelas tradicionales de medicina; a aquellos que se hubieran formado con un maestro reconocido oficialmente o aquellos que pasaran una prueba oficial en la que debían presentar pacientes que dieran fe de sus poderes curativos.

Fuente y artículo completo

Isabel Calpe Rufat es doctora en Antropología y autora del libro

Qi Gong: Práctica corporal y pensamiento chino (Ed. Kairós).

Formada por Kar Fung Wu, enseña un estilo de Qi Gong basado en la doble tradición taoísta y budista china.

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