Reiki es una práctica de origen japonés que logra la curación y el equilibro del paciente a través de la imposición de las manos, que transfieren una energía vital universal.
La terapia Reiki fue redescubierta en el siglo XIX por el monje japonés Mikao Usui, quien volvió a poner en práctica esta técnica que, parece, tiene un origen milenario. En ella, el practicante de raiki dirige la energía vital al paciente, tocando suavemente el cuerpo del receptor sin necesidad de que este se desvista. Cada sesión suele durar unos cuarenta y cinco minutos. El paciente entra en un profundo estado de relajación, lo que le hace especialmente indicado para problemas psicológicos, como la ansiedad o la depresión, pero también para eliminar el dolor en casos de artitis, problemas gástricos, etc. Carece de efectos secundarios y puede combinarse con cualquier tratamiento médico u otro tipo de terapias.
El Reiki equilibra y restaura la energía del organismo y de la mente y favorece la capacidad del cuerpo para sanarse a si mismo. Es una energía preventiva y curativa. Ayuda en las terapias de desintoxicación, reduce los efectos secundarios de todo tipo de tratamientos y acelera los tiempos de recuperación.
Fuente: Plusesmas
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