Stuessi, de cuyas andanzas me he enterado gracias a Alfredo Riva, asegura que la Marina ha adiestrado ya a 50 médicos en la denominada acupuntura del frente de batalla, una variante de la tradicional desarrollada por un médico de la Fuerza Aérea. Él la emplea en Afganistán para tratar mareos, pérdidas del equilibrio, zumbidos en los oídos, insomnio, aversión a la luz y dolores de cabeza. "Estoy viendo resultados increíbles", sostiene. Y seguro que es así, seguro que su fe y la esperanza de los soldados que se someten a sus tratamientos consiguen la curación de esas dolencias mediante el efecto placebo. Porque, después de décadas de estudios, todavía no hay ninguna prueba real de la eficacia de la acupuntura más allá del placebo, ni parece que la vaya a haber alguna vez. Un sanador espiritual o cualquier otro mercachife conseguiría resultados parecidos.
Fuente Magonia
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