Se originó en China hace más de 2.000 años y está considerada una medicina alternativa. Es la acupuntura, un tratamiento consistente en insertar agujas finas en puntos específicos del cuerpo para mejorar la salud y el bienestar. Muchísimas personas recurren a esta técnica para calmar sus dolores de espalda o de cabeza; otras para controlar el nivel de estrés y ansiedad, y hay quien incluso recurre a los 'pinchazos' para reducir náuseas y vómitos después de la cirugía y la quimioterapia.
Hasta ahora, los investigadores no se han puesto de acuerdo respecto al funcionamiento y efectos de la acupuntura. Por ello, existen muchas opiniones al respecto. Para algunos, el supuesto poder sedante no es más que un efecto placebo. Frente a esta idea, otros expertos aseguran que la inserción de agujas activa nervios sensores y hace que la glándula pituitaria o el cerebro medio liberen endorfinas, sustancias de efectos similares a los de la morfina. Frente a estas teorías, una reciente investigación revela cómo la acupuntura consigue activar los receptores que alivian el dolor, algo que hasta ahora no se conocía.
La revista 'Nature' publica esta semana una investigación llevada a cabo en la Universidad de Rochester de Nueva York. Este nuevo estudio parece haber dado con la clave para conocer los mecanismos neurológicos que se activan frente al dolor cuando se clavan agujas en diferente puntos del curpo. La investigación ha sido llevada a cabo por un equipo encabezado por Maiken Nedergaard.
En la fase experimental del ensayo, practicaron la acupuntura en las rodillas de ratones de laboratorio. Constataron que en esos tejidos se produjo una concentración de adenosina, un neurotransmisor con efectos sedantes. Esta comprobación, de entrada, no supuso ningún avance. Ya se sabía que cualquier tipo de calmante requiere la presencia de un receptor de adenosina, que reside en la fibra nerviosa de los transmisores de dolor y que es capaz de paliar la actividad de dichas fibras.
Rotación de agujas
Los investigadores de la Universidad de Rochester se percataron de que la mera inserción de agujas en una zona de dolor elevaba los niveles de adenosina en los ratones, con lo que no provocaba ningún sensación calmante. Para que se produjera el efecto analgésico debido a un exceso de adenosina era preciso hacer rotar las agujas de manera intermitente, tal y como hacen los acupunturistas.
Además, los científicos encontraron que un medicamento que prolonga la presencia de esta sustancia en los tejidos vivos ayuda a provocar el efecto atenuante del dolor de la acupuntura en los ratones.
Maiken Nedergaard es una pretigiosa investigadora también conocida por sus estudios para calmar los dolores de vértebras o los temblores del mal de Parkinson. Su nueva investigación refuerza anteriores estudios, como el desarrollado por la Universidad de Toronto, que ya habían permitido percibir señales reducía del dolor en la médula espinal de un gato, un ser no susceptible de sugestión.
Fuente: El Correo.com
Consultar el estudio: Aqui
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