La teoría del yin yang y la de los cinco elementos pertenecen a la vida, filosofía y razonamiento chino. A partir de ahí la medicina acopla estas teorías como un método de clasificación clínica que permiten determinar el diagnóstico y el tratamiento. Estas teorías permiten notar cambios muy sutiles que se producen en el organismo, así como identificar mecanismos importantes de desarmonía.
La enfermedad no es definida por síntomas ni por el nombre de ésta como por ejemplo “la infección VIH.” En cambio, un practicante de medicina china hablará sobre los desequilibrios de energía. El idioma puede parecer muy extraño como “la deficiencia del yin” o “la subida de calor del hígado.”
Las palabras chinas yin y yang se refieren a energías complementarias que deben estar en equilibrio y Qi (pronunciado como “chi”) puede traducirse más o menos como energía vital o fuerza de vida.
La medicina tradicional china no se basa en bioquímica ni en patología como la occidental, sino en el balance entre el yin y el yang; los cinco elementos (madera, fuego, tierra, metal y agua); los seis factores patógenos (frío, viento, sequedad, calor, humedad y fuego) y las siete emociones (alegría, cólera, ansiedad, obsesión, tristeza, horror y miedo).
“El sistema ying yang son las dos fuerzas opuestas complementarias. Todos los procesos en el universo, en el cuerpo y en las enfermedades corresponden a la relación de esas dos energías que tienen que estar en equilibrio”, cuenta el doctor Calderón.
La teoría de los cinco elementos, por su parte, se basa en observaciones del medio ambiente. “Para los chinos nuestro sistema de órganos y vísceras están relacionados con la naturaleza. Por ejemplo, al hígado le asignan la simbología de la madera, al corazón el fuego, al bazo la tierra, a los pulmones el metal y a los riñones el agua. De esta forma, los cambios que ocurren en la naturaleza también suceden en el cuerpo y tienen una relación lógica de trabajo. Somos un microcosmos, un sistema de biodiversidad y, de acuerdo a eso, puedes ir explicando todas las enfermedades”, afirma el médico.
En definitiva, el núcleo de la medicina china es una teoría orgánica, según la cual la actividad del organismo está relacionada con los cambios del medio ambiente y, a la vez, con los cinco órganos, las seis vísceras, los órganos de los sentidos, las estructuras corporales (los huesos, los tendones, los músculos, los vasos y la piel), con los siete sentimientos y con otros sistemas interrelacionados fisiológica y patológicamente.
Entonces, según la teoría, cualquier exceso o deficiencia puede causar enfermedad, así como el desequilibrio de alimentos, bebidas, trabajo o ejercicio. Además, la buena salud requiere de la energía vital o Qi para fluir de manera uniforme por el cuerpo a lo largo de los 12 canales o meridianos principales. Con toda esa información un médico chino podría diagnosticar “yin deficiente en el estómago”, en vez de una úlcera péptica.
En definitiva, la medicina tradicional china se basa en la unicidad del interior con el exterior.
Para que más o menos pueda dimensionar el extenso campo de acción y estudio de la medicina tradicional china le mencionaremos algunos de los aspectos fundamentales que estudia: la actividad espiritual en relación a las cuatro estaciones, la interrelación mutua entre la energía vital y la energía de la naturaleza, la producción de la energía de los cinco órganos y su control mutuo, los puntos más importantes de la pulsología y sus manifestaciones normales en el hombre sano, los cambios de la energía de los cinco órganos según el tiempo, la distribución de los 12 canales en la piel, el sitio de conexión de la energía de los canales, entre muchísimos otros temas más.
Fuente y artículo completo: Revista Vida
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