Esta meditación es muy útil para captar el Qi del universo, también conocido con los nombres de Energía Cósmica u Energía Universal. Su práctica es recomendada para aprender a captar el Qi, relajarnos, y sanar nuestro cuerpo y nuestras emociones.
Procedimiento:
Para su práctica es importante poder permanecer en silencio y con una temperatura agradable.
Nos tumbaremos boca arriba, en un sitio cómodo. Con las manos cruzadas sobre el pecho como hacían los faraones.
Imaginaremos que nos encontramos tumbados en el Sarcógafo de la Cámara del Rey, que se encuentra en el interior de la Gran Pirámide. Mentalmente construiremos la pirámide, en la cual estamos, dejando a cada lateral de la cámara un conducto de ventilación, tal como se construyó.
Nos relajaremos y con los ojos cerrados visualizaremos el Universo en nuestros párpados. Con nuestra intención y voluntad conectaremos con la Energía Universal, pidiendo que llegue la luz a nosotros.
Del cielo, y a cada uno de nuestros lados, surgirán dos haces de luz que entrarán por los conductos laterales de nuestra cámara y que llegarán a nuestro cuerpo.
Por el lado derecho nos llegará la energía Yin y por el lado izquierdo la energía Yang. En ese instante empezaremos a sentir el suave abrazo de la energía en forma de calor, caricia, hormigueo u otra manifestación parecida.
Dejaremos que la luz entre por nuestros poros, sentiremos su paz y su serenidad. La energía, con su polaridad Yin y Yang, penetrarán en el interior de nuestro organismo recorriendo cada una de nuestras células y cada uno de nuestros órganos.
Con el contacto con la luz, nuestro organismo se irá armonizando y sanando. También se difuminarán los bloqueos que producen las emociones intensas en nuestro cuerpo y cada vez sentiremos más paz y bienestar.
Visualizaremos toda nuestra habitación llena de luz, rodeados de ella por todas partes, nos sentiremos flotando en ella y nos sentiremos felices y acompañados.
Durante esta meditación se capta una gran cantidad de energía y las primeras veces es posible que sintamos sensaciones físicas y/o emocionales como temblores, lagrimeo o algún pequeño dolor. Estos síntomas son habituales y corresponden al proceso de limpieza y desbloqueo energético que recibe nuestro cuerpo. Al poco tiempo esta posible sensación desagradable (física o emocional) se transforma en una sensación muy placentera que corresponde a la sanación recibida.
Con esta meditación se consigue una intensa captación energética que en muchos casos ocasiona un despertar que nos abre nuevos horizontes, perspectivas e ilusiones.
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