Durante la primavera todo sale del letargo invernal para iniciar el ciclo de expansión que verá su clímax durante el verano. Es una época en el que el Qi (energía) que se ha interiorizado profundamente durante el periodo de frío empieza a salir a la superficie.
En esta etapa de floración, cuando empieza a flotar el polen en el ambiente y el tiempo es inestable, es muy importante que nuestra energía defensiva (Wei Qi) esté equilibrada. En caso contrario, puede reaccionar demasiado y provocarnos alergia, o por el contrario, no ser capaz de defendernos y encontrarnos con un resfriado.
El Qi, según la teoría de la Medicina China, proviene de la energía de los alimentos que ingerimos y del aire que respiramos. El Bazo, que se encarga energéticamente del transporte y la transformación de los nutrientes en energía utilizable, la dirige al Pulmón donde se convierte en energía defensiva y la distribuye por todo el cuerpo, particularmente a la parte exterior, es decir, a la piel –que pertenece al área funcional del Pulmón– y que es nuestra principal y primera barrera de defensa frente a los patógenos externos, como son el viento, el frío, el calor o la humedad.
La funciones del Wei Qi, además de protegernos de los ataques del exterior, son calentar y nutrir los órganos internos, los músculos y la superficie corporal, además de controlar la sudoración para mantenernos con una temperatura estable.
Fuente y artículo completo: Centre Equilibrium
No hay comentarios:
Publicar un comentario