Dra. Alejandra Maratea
La sexualidad para los chinos era considerada la "vía del cielo", algo absolutamente normal, para nada vergonzoso o que hubiera que ocultar, algo de lo que se hablaba libremente. Con esto ya se marca una notable diferencia con nuestra tradición judeocristiana donde la sexualidad es asimilada al pecado, y la mujer, como inductora del pecado original, es asociada al mal; donde la materia se opone al espíritu y la sexualidad a la espiritualidad. Para los chinos la abstinencia es "ir en contra de las leyes del cielo y de la tierra que exigen la relación sexual". Los monjes taoístas no hacían votos de castidad. Para ellos la práctica sexual era un camino de santidad utilizado como método para trascender las limitaciones individuales, armonizar la energía interna, expandir la conciencia y comunicarse con la energía universal. Asociaban sexualidad-salud-longevidad.
Sus técnicas sexuales se basaban en que el hombre debe copular y movilizar la energía yin de la mujer sin eyacular para aumentar su yang; mientras que la mujer debía gozar del orgasmo en el que libera su energía yang. Para este procedimiento se valían de numerosas prácticas y técnicas para entrenar el cuerpo, así como de una actitud mental determinada alejando todo pensamiento, es decir practicando la meditación. Las relaciones sexuales normales debían ser reguladas, es decir, se determinaban los coitos con eyaculación en función de la edad de la pareja, sus condiciones físicas, etc., y estaba implícita la aceptación de ambos, condición imprescindible para la armonización de la energía yin-yang.
[...] Si se llegara a la maestría de las prácticas taoístas la energía sexual se podría reciclar y posteriormente almacenar para ser transformada en energía espiritual; ya que cuando tenemos un orgasmo la fuerza vital se vuelca desde nosotros al universo, se puede re-encauzar esa energía hacia adentro, reteniendo la poderosa energía sexual para verterla sobre los órganos, energizándolos y fortaleciendo el cuerpo todo.
La meta perseguida por los taoístas es cultivar la energía de la vida hasta el nivel más elevado posible, proporcionando buena salud y promoviendo la aspiración humana de la totalidad.
Fuente y artículo completo: Clínica Nicole
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