16/6/11

Tai chi, la gimnasia energética china

El Tai chi («Supremo insuperable» o, en sentido figurado, «Cosmos»), es anterior al taoísmo chino, aunque están estrechamente relacionados.



Se cuenta la leyenda del monje taoísta Chang San-Feng, que se encontraba descansando en el retiro taoísta de Wu-Tang, cuando presenció la lucha entre una grulla y una serpiente: la estética de esta singular lucha llevaría al monje a modificar el Kung Fu de Sladin por un estilo más suave de movimientos conocido como los treinta y dos patrones del convirtió en el Tai chi chuan (el Tai chi En China sigue siendo muy popular hoy en día y se puede ver a los practicantes en parques públicos. En las últimas décadas también se ha popularizado mucho en Occidente; en apariencia es una gimnasia de movimientos muy suaves y armoniosos, una especie de «meditación en movimiento», una forma de sentir la vida más cercana al latir natural de las cosas. Así, con una plena conciencia de la correcta colocación del cuerpo, la mente «abraza» cada movimiento, evitando distracciones que puedan dispersar la concentración mental.
Los grandes maestros aseguran que la importancia del Tai chi radica en sus aspectos internos más que en su forma externa. Cada movimiento y cada postura se intensifica con un estado anímico sereno. La relación cuerpo-mente llega a su máxima expresión en esta disciplina. Es una forma particular de conciencia corporal que incluye un sentido del movimiento en los músculos, articulaciones, ligamentos y huesos, y permite comprender de dónde viene la respiración. Del mismo modo el equilibrio y la posición del cuerpo deben vigilarse constantemente para aumentar la precisión y la estabilidad de cada postura, por lo que se requiere, cómo no, una marcada concentración.

Una gimnasia sutil

El Tai chi es el símbolo de las fuerzas opuestas y a la vez complementarias del yin y el yang. Cuando un practicante comienza una forma (tabla encadenada de movimientos), estos dos principios se manifiestan al estirarse y contraerse; al inspirar y exhalar; al abrirse y cerrarse; al cambiar la actitud mental de pasiva a activa y en todo un sinfín de pequeñas acciones que, a través del movimiento adecuado se irán mezclando y combinando para armonizarse y dar como resultado quietud a través del movimiento.
Se puede decir que es una gimnasia curativa con dosis de arte marcial, compuesta de una serie de movimientos lentos y armoniosos que deben hacerse con una gran suavidad y relajación. Dichos movimientos se realizan siempre de forma natural, sin esfuerzo: sería incorrecta toda postura que lo requiera.
Un aspecto importante del Tai chi es el de la proyección de energía. Al practicarlo es importante visualizar cómo se mueve la energía (chi) por unos sutiles canales para que, a través de nuestra mente, se active y se favorezca nuestra circulación energética corporal.

La práctica del Tai chi

Ayuda al desarrollo natural de la flexibilidad corporal, de forma totalmente natural y sin riesgo de sufrir lesión alguna.
Mejora el sistema respiratorio.
Evita cualquier tipo de problema relacionado con los nervios o la digestión.
Mejora la calidad de vida y la longevidad de los practicantes.
Asegura una mayor concentración y afabilidad.

Cinco principios básicos

Esos son los cinco principios básicos comunes a todas las escuelas de Tai chi. El primero es la circularidad de los movimientos, en los pasos hacia adelante y hacia atrás, en todos los ángulos del cuerpo, etc. El segundo es la continuidad: todos los movimientos son como un río, fluidos y continuos. La relajación física y mental es el tercero; el cuarto, el propósito, que nos recuerda el tener plena consciencia de la colocación del cuerpo y de los cambios que se producen en el mismo. Y el quinto se refiere a la proyección de energía.

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