Llega la primavera y con ella la energía del hígado toma el relevo a los riñones y su recogimiento invernal. Empieza el tiempo de la expansión, del crecimiento. Los árboles y plantas empezarán a florecer y a embellecer el paisaje. Nuestro ánimo también mejorará. Los problemas derivados de la humedad y el frío del invierno darán paso a una sensación de agradable mejoría. El hígado toma el mando y empieza a dirigir, como general que es, el proceso de distribución de sangre y energía. Empieza el movimiento y la generación.
Sin embargo, si hay algún desequilibrio a nivel hepático la primavera traerá consigo una serie de trastornos (como pueden ser determinadas alergias, erupciones cutáneas, depresiones, etc.). El proceso de desequilibrio fisiológico en el hígado suele ser largo antes de que se manifieste físicamente como un trastorno o enfermedad y suele empezar siempre por temas emocionales (a no ser que haya un factor genético), relacionados con la ira, expresada o reprimida y todas sus variantes (rabia, rencor, frustración, etc.).
La ira hace que la energía hepática se debilite, se estanque, o bien ascienda hacia la cabeza provocando arrebatos coléricos que pueden llegar a poner en peligro la salud. Esto se puede ver en aquellas personas que, por ejemplo, después de una irritación les sale un hematoma en el ojo, un eccema en la piel, tienen una diarrea, o en casos graves un gran enfado que dure un tiempo prolongado, puede llegar a provocar una apoplejía o un ataque cardíaco.
Fuente y artículo completo: Chikung para la salud
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